El pensamiento analítico y el pensamiento creativo continúan siendo las habilidades más importantes para los trabajadores en 2023, además de la autoeficacia, flexibilidad, motivación, curiosidad, aprendizaje permanente, fiabilidad, atención al detalle, empatía, escucha activa, liderazgo e influencia social. 

Sin embargo, estas aptitudes se ven amenazadas por la transformación digital que estamos transitando, por lo tanto, la pregunta clave que se hacen las empresas es: ¿cómo gestionar el talento para que esté a la altura de las exigencias de esta nueva era?

Según el último informe “The future of Jobs” del Foro Económico Mundial que recoge opiniones de responsables de recursos humanos de multinacionales y explora cómo evolucionarán los puestos de trabajo en los próximos 5 años, más del 75% de las compañías encuestadas consideran que el impacto de la mayoría de las tecnologías en el mercado laboral será netamente positivo y que que el análisis de grandes volúmenes de datos, las herramientas innovadoras de gestión del cambio climático y el medio ambiente, el cifrado y la ciberseguridad serán los principales motores del crecimiento del empleo. 

Ante los cambios y desafíos en el mercado laboral impulsados ​​por la tecnología y la automatización, se produjo una brecha entre las habilidades demandadas por la industria y las que efectivamente poseen los profesionales. La “global reskilling revolution” pretende acortar estas distancias.

Las estrategias de reskilling implementadas por las empresas tienen como fin  gestionar el talento de manera exitosa, poniendo el foco en cómo potenciar o reinventar las competencias actuales. De esta manera, no solo se fideliza el talento sino que también se fomenta una cultura empresarial dinámica en la que se brindan oportunidades de aprendizaje y desarrollo.

Hoy la premisa es: transformarnos para adaptarnos a la transformación. Necesitamos reinventar los perfiles profesionales para acercarlos a lo que demandarán los puestos del futuro que ya es presente. Para esto, se deberán aprender nuevas habilidades que se adapten mejor a los perfiles actuales (upskilling) o adquirir nuevas habilidades para un trabajo completamente diferente (reskilling).

Por ejemplo, una de las principales competencias que debe tener una persona que intenta incorporarse al mercado laboral es su capacidad de adaptarse a un entorno acelerado (VUCA) por la introducción de tecnologías exponenciales y su actitud a la hora de tratar su evolución de competencias como un proyecto de innovación.

Por lo tanto, estas iniciativas de reskilling y upskilling se vuelven cruciales tanto para las empresas como para los profesionales. Por un lado, las empresas necesitan colaboradores con ingenio y destreza que no solo acompañen al cambio, sino que sean autores de él. Por otro lado, el aprendizaje continuo se convierte en un valor estratégico para los talentos, ya que les permite mantenerse actualizados y moverse con fluidez en los procesos de transformación, lo que aumenta su empleabilidad y reduce su vulnerabilidad frente a posibles períodos de desempleo.

El que se adapta, siempre gana.