Toda persona de más de 30 años que tuvo la suerte de tener un dispositivo para jugar videojuegos en casa escucho a mamá o papá diciendo “dejá eso y ponete a hacer algo productivo”. Contrario a esta idea, hoy por hoy la industria del gaming ha experimentado un crecimiento exponencial, trascendiendo el rubro del entretenimiento.

Ya no se trata solo de un pasatiempo para unos pocos, sino de una forma de comunicación masiva que conecta a personas de todas las edades y perfiles alrededor del mundo. Esta interactividad ha llevado a que las marcas vean al gaming como una oportunidad para mejorar la relación con sus públicos y aumentar su valor y engagement. 

En la actualidad, empresas de todos los rubros encuentran en las dinámicas de los juegos la posibilidad de vincularse con audiencias más amplias, generando conexiones más fuertes y duraderas, independientemente de las edades, géneros y niveles socioeconómicos. Como si esto fuera poco, a partir de estas experiencias pueden obtener información valiosísima con respecto al comportamiento de los consumidores.

Desde el lado del público, el juego genera algo que el consumidor ha valorado históricamente: una experiencia plenamente personalizada. Cuando Juan empieza una partida de cualquier juego inicia un recorrido que será distinto al de María o al del mismo Juan si decide jugar nuevamente. Cada una de estas partidas, en tanto sean bien planificadas, diseñadas y ejecutadas, creará una buena experiencia en el usuario y directa o indirectamente incrementará el valor percibido de la marca.

La creación de una experiencia de gaming placentera y que responda a los objetivos estratégicos de una marca requiere de un trabajo conjunto entre la compañía y el equipo de Gaming que la desarrollará. A partir de esta retroalimentación continua, equipos como el que tenemos en Siltium, construyen una narrativa y un universo que representan a la empresa y le permiten alcanzar sus objetivos.

La complejidad del juego dependerá de la finalidad que se le asigne. Así que lo fundamental es no perder la capacidad de empatizar con el usuario y entender sus necesidades más profundas para responder no solo a la cuestión lúdica sino también a la necesidad específica de la marca.

Nike, por ejemplo, participa de universos como el de Roblox y construye una realidad gamificada de la que ya participan 10 millones de usuarios en el mundo. Otras marcas como Nestlé utilizan juegos para que sus colaboradores aprendan los procesos. Allí, los usuarios entran en la piel de un empleado de planta que debe realizar tareas de seguridad alimentaria en una fábrica y seguir las instrucciones correctamente para evitar contaminar los alimentos.

Sin ir más lejos, desde Siltium hemos desarrollado juegos con fines 100% recreativos y otros como parte de dinámicas de experience marketing de empresas de distintos rubros que pueden ir desde la industria de los alimentos hasta la de los seguros.

Esos chicos a los que mamá y papá mandaban a hacer algo productivo, lo están haciendo, pero con una pequeña diferencia: como adultos pudieron ver en los juegos una oportunidad única de encuentro con los consumidores y la están monetizando a favor de las empresas en donde trabajan. 

Lo único que se necesita es la picardía de leer el momento, tomar la iniciativa y detectar la necesidad. En el resto del proceso, el equipo de Siltium se encargará de transformar el desafío en oportunidad de crecimiento.